
viernes 18 de junio de 2010
En esta noche, un poeta vivió ¿El año? 1934. ¿El lugar? La casa de Granada. Allí está Rosita, contemplando las mismas nubes mientras que el resto del mundo se transforma. La persistencia de la memoria es la persistencia de Rosita en su condición de la mujer a la espera del hombre que pedirá a ella en unión y cambiará su vida. Mientras que el amado no llega, el reloj de Dalí indica las horas en medio de los devaneos del personaje.
La soltera Rosita es la protagonista de la pieza de “Abanico de Soltera”, del grupo TEATEATRO de Argentina, presentado en esta noche en Theatro Trezze de Maio. El personaje es como “una rosa mutable”. La metáfora de la rosa que se modifica a través del día representa la vida de la propia Rosita. Al amanecer, lleno de vida y colorido, a través del día sigue siendo intocable y en la noche pierde sus pétalos.
En algún momento la actriz Andrea Juliá de Argentina convierte a su personaje parte del universo lorquiano, mientras que en otros es el poeta mismo. Las conversaciones íntimas, que revelan los pensamientos del poeta y dramaturgo Federico García Lorca, se mezclan entre Rosita y la muñeca - una representación del alter-ego del autor.
Creación y creador se funden. Rosita es también García Lorca. En un período conservador, el poeta desafió la ideología dominante con sus palabras y su comportamiento homosexual. Su situación de oprimido lo acercó a la condición de la mujer, expresada en sus personajes femeninos.
Entre un baúl, cartas, rosas blancas y rojas, las detonaciones del polvo en las calles señalan la inminencia de la guerra civil española que tarda dos años en llegar, mientras Rosita pasa sus días.
El espectáculo trae un texto construido de los fragmentos de la obra de García Lorca, como Doña Rosita, la soltera; Yerma; La casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre. La historia se cuenta en forma de secuencia fragmentada donde la interpretación hecha por Andrea Juliá da forma a la magnitud del mundo de Lorca por medio de gestos corporales que vienen del alma.
Al son de una guitarra española, la figura del duende granadino se hace presente a través de los poemas.
Las palabras del autor, según director del espectáculo, Horacio Medrano, hablan del valor de la vida, no de la muerte. El director afirma, que el teatro es un buen lugar para militar por la vida, sin las armas.
En 1936, la guerra civil españolahace de García Lorca una de sus primeras víctimas. Aunque su muerte es retratada en la pieza, es un el homenaje hermoso a la vida del poeta que está en la persistencia de la memoria.
Un homenaje que hizo que esta noche viviera un poeta.
Texto: Sarah Quines
Foto: Alcimar Bairros da Silva